Desde niño hasta que entras en la vida adulta, las finanzas y por ende la cultura financiera forman parte de la vida. Conceptos sencillos como ahorro y gasto y otros más complejos como balance, endeudamiento o los famosos números rojos tienen que ir aprendiéndose con el paso del tiempo.
¿Qué se entiende por cultura financiera?
Lo primero de todo es saber qué es la cultura financiera y por qué es vital disponer de ella.
El término cultura financiera hace referencia a todas esas destrezas aprendidas, ya sea estudiando o con la experiencia, en relación a las finanzas y la contabilidad. En este abanico de conocimiento se incluyen todos los términos y procesos financieros útiles para gozar de bienestar e independencia económica.
La economía doméstica, por ejemplo, no se puede sustentar sin una cultura financiera, aunque sea mínima. A la larga, el desconocimiento de ciertos conceptos relacionados con las finanzas te impedirá por ejemplo realizar un plan de pensiones correctamente, ahorrar en la factura de luz, gas o agua o saber qué préstamo elegir y a qué interés.
Lamentablemente, España suspende en educación financiera, tanto en primaria, secundaria y bachillerato. El último informe PISA reveló que uno de cada cuatro adolescentes no entendía una factura o si, por ejemplo, resultaba más económico comprar jabón al peso o por unidades.
Así, la educación financiera debe empezar desde la niñez por medio de juegos o actividades que les ayuden a saber lo que cuesta ganar el dinero. De esta forma, el día de mañana, esos conceptos de ahorro y gasto los podrán aplicar correctamente en cuentas más o menos elevadas.
Ventajas de la cultura financiera
Ya lo veníamos anticipando, la cultura financiera ayuda a la resolución rápida y eficaz de problemas relacionados con las finanzas y la contabilidad, a gastar adecuadamente el dinero, pero sobre todo te proporciona independencia en la gestión de la economía doméstica o personal. Otros de sus beneficios son:
- Llevar la cuenta de gastos diarios: Saber hasta qué punto se puede gastar y en qué momento es necesario frenar.
- Discernir entre el gasto prioritario y el que se puede dejar para más adelante: es una buena manera de evitar los peligros que suponen guiarte por los caprichos.
- Interpretar a las entidades financieras: Con una buena cultura financiera, el lenguaje de los gestores financieros te resultará casi familiar. Así, es más fácil escoger la opción ideal a la hora por ejemplo de comprar una vivienda.
- Saber interpretar la bolsa: Ver en qué momento es arriesgado invertir o saber de qué empresa puedes comprar acciones.
La importancia de la educación financiera
La educación financiera no tiene que ser entendida a base de ejercicios y estudio, sino que ha de ser un proceso divertido, sencillo y práctico.
Es importante que los padres inculquen desde pequeños a sus hijos la importancia de saber gestionar el capital, asignándoles una paga diaria o semanal, en un día fijado con rojo en el calendario, o premiándoles, económicamente hablando, cuando realicen una tarea bien, como sucede con los pluses salariales.
Para ello, es bueno que jueguen a algún tipo de juegos de este tipo:
- Gestionen una frutería, por ejemplo, y tengan que calcular cuánto necesitan para comer ese día
- Realizar un crucigrama financiero, con términos que puedan llegar a conocer
- Echar una partida al Monopoly. Este divertido juego les va a hacer ver cómo tan pronto puedes pasar de una situación de bonanza económica a otra de crisis dependiendo de las decisiones financieras que tomes.